El Borja divisó a los Condes de Bétera desde su privilegiada posición tras una almena, mientras instruía en aquella torre superior a los guardias en cuanto a cómo entrar en combate en caso de toparse con algún oponente en las puertas. Abundaban últimamente los espías y asesinos, que intentaban trepar muros e infiltrarse por doquier, y mejor era prevenir e instruir.
Mas viendo a los Condes, bajó dónde ellos, y oyendo su coloquio con uno de los guardias, intervino, dándoles la bienvenida:
-¡Que bueno es veros por aquí, Don Feiniel y Doña Tadeita!. En cuanto a los formularios aquellos, están destinados a pasar la eternidad en archivos subterráneos, con aspecto a catacumba. Es, cómo veis, una solemnidad necesaria, y de cierta importancia.
Ahora bien, os invito a pasar, y os doy la bienvenida a la Fortaleza Motarde d'Ascalon.